Diecisiete.

—¡Dejé la puerta abierta, ahora muévete, Daniel! —gruñó Shane.

Daniel echó una última mirada anhelante a Sammy, quien lo miraba directamente, sosteniendo su mirada con un afecto fácilmente legible en sus ojos. ¿Por qué era tan fácil para ella amarlo así?

—¡Daniel! —bramó Shane, sacándolo de sus pe...