Capítulo 47: Una mujer cobarde.

De más está decir que Giselle está como agua para chocolate, hirviendo de la rabia y casi echando humo por las orejas. Pero se la va a cobrar de la mejor manera que se le ocurre. No entiende cómo un hombre en poco más de una hora pudo terminar así de ebrio, pero lo que menos logra comprender, es...