

UNA ESPOSA PARA EL JEFE
lgbooks.author · Completado · 103.1k Palabras
Introducción
Lisa Sansores era conocida por tres cosas: los libros, los cafés y soñar despierta. Max Vasilakis era un hombre que lo tenía todo y la vez nada, pero haría lo que sea por su familia. Llenos de tantos problemas deciden ir a un club para ahogar las penas entre las sábanas; ahí es donde se conocen y deciden sucumbir al deseo.
No esperaban verse al día siguiente en una reunión, y Max siendo su nuevo jefe.
Y luego él le propone algo descabellado: que sea su esposa y le dé el heredero que necesita. ¿Qué podría salir mal? El amor no era parte de la ecuación...
Capítulo 1
Lisa Sansores: 24 años, mexicana, soltera (soñadora sin remedio). Es una rubia de ojos azules, delgada y alta: una mujer insípida, en sus propias palabras. Le gusta leer, aunque sabe que lo que sucede en esas historias jamás va a pasarle, puesto que su castillo de fantasía comenzó a desmoronarse como los de arena, la vida real le pegó duro. Y está decepcionada. Es por eso que aquél tentador trato tal vez le convenga.
Max Vasilakis: 30 años, griego, soltero (mujeriego sin remedio). Es un moreno de ojos grises, alto y musculoso: un hombre irresistible, según Forbes. No le gustan las ataduras, las responsabilidades ni las relaciones serias; pero tendrá que hacerlo, por el bien de todos. Jamás quiso ser padre ni un esposo, pero por un tiempo tendrá que fingir serlo.
Ah, un contrato de toda la vida.
¿Qué podría salir mal?
TODO.
El calor de ese día estaba casi asfixiándola, y haciendo así que la camisa se le pegara al cuerpo como si no tuviera suficientes problemas ya con todas las cosas malas que le sucedían recientemente.
Buscar empleo era, sin lugar a dudas, la cosa en el mundo que más odiaba hacer. Pasar por un sin fin de pruebas, preguntas y personas para nunca jamás recibir una respuesta o si la recibías, era para agradecer tu pérdida de tiempo porque ya habían encontrado a alguien mejor calificado que tú.
Tenía una vida de porquería. A medio camino se quitó los tacones para seguir caminando descalza, no soportaba más el dolor que le daba caminar con esas armas mortales. Unas lágrimas se colaron por sus mejillas, las cuáles quitó rápidamente con el dorso de la mano con una frustración enorme. También odiaba mostrarse débil, era patético.
Su madre estaba enferma, muy enferma. Le habían diagnosticado un tumor en la cabeza que si bien era benigno, si que necesitaba ser extirpado con una urgencia enorme porque era una parte del cuerpo delicada, además los médicos no querían que eso avanzara a otro tipo de tumor, uno canceroso por ejemplo. Pero no eran de una familia adinerada.
Podían permitirse comer carne, ir al cine, no cocinar todos los días y cosas así. Pero una cirugía mayor costaba tanto como un coche; no podían pagarla, si los tratamientos ya consumían la mayor parte del dinero y no les quedaba nada más de valor que podrían vender.
Se dejó caer en la banca del parque, ya sin energías.
Estaba enojada con sus hermanas, sus tontas hermanas Alexa y Samantha. Ambas se habían deslindado de la responsabilidad al decir que ya tenían hijos y que no podían ayudarla económicamente. Solo habían buscado la manera de hacerla sentir mal, con sus comentarios odiosos tipo: "sigues viviendo con mamá, ¿Por qué no consigues el dinero tú?" Pero Lisa odiaba que por eso la responsabilidad recayera sobre sus hombros. Si bien sus hermanas iban a visitar a la madre de ellas y trataban de ayudarla en otras cosas, no había ninguna ayuda económica.
Amaba a su madre, más que a nada. Pero aquello la superaba en sobre manera, no tenía mucho que ofrecer, estudió negocios internacionales para jamás salir de México, todos la tomaban por una rubia tonta de la que no se podían fiar. Y con su falta de experiencia añadida, era un plus para mandarla a freír espárragos. Aunque había obtenido el trabajo de editora en la editorial Izmar, no le dejaban libros tan importantes y siempre llegaba un supervisor para evaluarlo finalmente. No confiaban en sus capacidades.
Observó a los niños jugando en el parque, deseando ser otra vez una niña, sin aquella carga pesada sobre los hombros, desempleada y arruinada. Deseó volver a tener esa mente inocente y pura, que creía en Barbie. Creía que podía ser lo que quisiera ser
Recordó con amargura que a pesar de haber estudiado algo diferente, pensó que podía ser una editora exitosa. Pero la habían cambiado por una editora más "competente" que no tuviera contratiempos como tener una madre enferma.
Pues al carajo. Necesitaba un trabajo de tiempo completo que no justificara su despido con estupideces, que no fuera porque en realidad querían una compañera más guapa y fácil a la que llevarse a la cama sin que ésta se resista y acepte encantada su acoso laboral.
Aquellos manos largas podían sacar la basura de su casa.
Sintió su teléfono vibrar en el bolso, el cual estaba totalmente arrugado y parecía concordar con su estado de ánimo. Saco el móvil, viendo que quien llamaba era Esmeralda, su amiga. Forzó su mejor sonrisa para sonar alegre al contestar.
—¡Esme! —exclamó, fingiendo felicidad.
—¡Lisa! ¡Hola! ¿Cómo estás? —inquirió ella.
Hablaron unos segundos sobre su madre y su falta de empleo. Aquello le molestaba, no quería atosigar a su amiga con los problemas que tenía encima. Esme volvió a ofrecerle ayuda.
—No, no. Y te agradezco la intención, pero jamás me aprovecharía de que tienes un marido millonario y que tienes un gran trabajo. Eres una de mis mejores amigas, no tienes porqué resolverme la vida. Además, estoy segura que pronto consigo algo —dijo, con toda la positividad que fue capaz de reunir.
—Entiendo, Lisa. Yo quería también decirte sobre el bautizo de Zarek, sabes que estás invitada y… Quisiera que conozcas a un amigo de Alistaír.
Lisa frunció el ceño, eso sí que era raro.
—¿Amigo? Oh, no, espero no estén haciendo de casamenteros porque sabes lo que opino de eso... —empezó a contradecir.
Esme gimió con frustración al otro lado de la línea.
—Ya lo sé, cariño. No es eso, quiero que conozcas a Max porque será el padrino. Y es probable que tenga un trabajo para ti —añadió como quien no quiere la cosa.
—¿Es un amigo millonario como Alistaír? No sé qué podría aportar —negó con la cabeza aunque sabía que Esme no podía verla—. Soy una editora. Una aburrida editora que para los hombres no es nada más que una falda con piernas.
Su amiga rió un poco.
—Sabes que eres una falda con piernas lista y eficiente, solo que no te ha mirado el hombre correcto —afirmó convencida—. Es por eso que debes venir y conocer el trabajo que Max tiene para ti, es una gran oportunidad, ¿No crees? Tiene que ver con lo que estudiaste, imagina eso en tu currículum
Lisa cerró los ojos, vencida. Claro que entendía lo bueno que eso le vendría para su historial laboral, necesitaba un empleo rápido. Y si tenía relación con lo que estudió, seguro podría conseguir luego un mejor trabajo.
—Estaré ahí y hablaré con él —aceptó finalmente.
Luego, fue a casa. El lugar estaba silencioso y triste, desde que su madre se quedaba internada en el hospital, sus hermanas se habían ido cada una con sus esposos y su padre estaba en la milicia tratando de mandarles dinero con el servicio que hacía, la casa estaba tan desolada que sintió como la soledad se le metía hasta los huesos. Otra vez, inútiles lágrimas llegaron a arruinarlo todo, porque no pudo parar de llorar por la miserable vida que tenía.
Cuando terminó la escena tonta que se había montado sola, se preparó unos chilaquiles. Y se los comió sola en la sala, viendo «Los hechiceros de Waverly Place», deseando poder hacer lo mismo, agitar una varita y acabar con sus problemas.
Después tomó un baño, pensando en lo que usaría al día siguiente. El bautizo tendría lugar en un salón ahí en México, cerca de la casa de la abuela de Esme. Querían que ella estuviera más tranquila en su país natal, así que la fiesta iba hacia ella. Recordó lo divertido que había sido en el pasado, cuando todas vivían cerca y se veían todos los días para jugar.
Ahora Melina iba de mochilera por el mundo, y Esme estaba casada y tenía el trabajo de sus sueños. Se sintió tan… absurda, tan vacía. Era un cascarón vacío. Todo lo bonito de su vida se estaba extinguiendo. Paso toda la tarde tan triste, que para la noche se le revolvió el estómago imaginar cenando sola nuevamente. Así que decidió comer fuera.
Se vistió con una sencilla falda amarilla a cuadros, un top verde. Lisa no era sexi, no trataba de serlo, no le importaba serlo. Así que no le sorprendió que al verse al espejo, el conjunto no combinara en lo absoluto.
Bufó, con un encogimiento de hombros.
—Lisa Sansores, ¿Qué estás haciendo con tu vida?
Ese día en especial, viendo a parejas besarse mientras caminaba por las calles, le hizo pensar en su nula vida amorosa. Ella no era virgen, y no había perdido su virginidad con un hombre, sino de otro modo. Pero en las siguientes ocasiones tuvo sexo casual en el club al que iba, era conocido porque allí solamente podías ir una vez por semana, jamás más de dos veces. Esto para variar las personas con las que se podía tener un encuentro sin ataduras, seguro y respetuoso.
Nadie sabía de eso, y le daría muchísima vergüenza. Pero recurría al sexo cuando su vida caía en picada, le encantaba olvidarse de sus problemas y perderse entre las sábanas con un hombre… o una mujer. Lisa era bisexual. No se negaba a los placeres de ambos sexos. Y eso era algo que tampoco nadie sabía.
Llego al club y mostró su tarjeta, la cual indicaba que la última vez que había asistido era hacia dos semanas. Le marcaron ese día y la dejaron entrar. Dentro era cómodo e íntimo. Podías comer en el pequeño restaurante que había, ir a las piscinas, a las canchas... Realmente el dueño se había esmerado en hacerlo un lugar divertido.
Primero cenó comida china, la cual era la más deliciosa de la zona, había que admitir. Y después fue al bar, que estaba en el cuarto consiguiente. Era un lugar grande, había una bola disco en el techo, las paredes eran de piedra natural negras que daban un aspecto rústico, el piso era de cerámica gris. Todo daba un aire privado, preciso para lo que se buscaba.
Bailo un rato sola en medio, tratando de pescar algún interesado o interesada en pasar la noche con ella. No tuvo que esperar mucho, pues de pronto unas manos firmes y grandes la agarraron por la cintura.
—¿Sin nombres reales? —preguntó la voz, con un timbre ronco y sedoso. Era un hombre.
Ella asintió.
—Dime Caperucita —susurró.
El hombre rió.
—Me encantas, Caperucita. Yo seré tu Lobo.
Lisa curvo una media sonrisa.
—¿En serio crees eso? Yo era una carnada, y tú has caído en la trampa —explicó, moviendo las caderas al ritmo de la música.
—Touché. Entonces, Lobita, ¿tienes pl
anes ésta noche además de bailar tan sensualmente? —preguntó contra su oído—. Porque yo no.
Últimos capítulos
#51 Epílogo
Última actualización: 1/24/2025#50 Capítulo 23
Última actualización: 1/24/2025#49 Capitulo 22
Última actualización: 1/24/2025#48 Capitulo 21
Última actualización: 1/24/2025#47 Capitulo 20
Última actualización: 1/24/2025#46 Capítulo 19
Última actualización: 1/24/2025#45 Capítulo 18
Última actualización: 1/24/2025#44 Capitulo 17
Última actualización: 1/24/2025#43 Capitulo 16
Última actualización: 1/24/2025#42 Capitulo 15
Última actualización: 1/24/2025
Te podría gustar 😍
Enamorada del Amigo de Papá
«Monta en mí, Ángel». Da órdenes, jadeando, guiando mis caderas.
«Ponlo en mí, por favor...», le ruego mordiéndole el hombro, intentando controlar la placentera sensación que se apodera de mi cuerpo con más intensidad que cualquier orgasmo que haya sentido solo. Me está frotando la polla y la sensación es mejor que la que he podido darle por mi cuenta.
«Cállate». Dice con voz ronca, clavando su dedo aún más fuerte en mis caderas, guiando rápidamente mi forma de andar en su regazo, deslizando mi entrada mojada y haciendo que mi clítoris roce contra su erección.
«Ja, Julian...» Su nombre se escapa con un fuerte gemido, y me levanta las caderas con suma facilidad y me vuelve a tirar hacia abajo, emitiendo un sonido hueco que me hace morderme los labios. Podía sentir cómo la punta de su pene chocaba peligrosamente contra mi entrada...
Angelee decide liberarse y hacer lo que quiera, incluso perder su virginidad después de ver a su novio de cuatro años durmiendo con su mejor amiga en su apartamento. Pero, ¿quién podría ser la mejor opción, si no el mejor amigo de su padre, un hombre exitoso y un soltero convicto?
Julian está acostumbrado a tener aventuras y aventuras de una noche. Más que eso, nunca se ha comprometido con nadie, ni se ha ganado su corazón. Y eso lo convertiría en el mejor candidato... si estuviera dispuesto a aceptar la solicitud de Angelee. Sin embargo, está decidida a convencerlo, aunque eso signifique seducirlo y estropearlo por completo... «¿Angelee?» Me mira confundido, tal vez mi expresión es confusa. Pero abro los labios y digo lentamente: «Julian, quiero que me folles».
Calificación: 18+
Amor Rojo Sangre
«Cuidado, Charmeze, estás jugando con un fuego que te reducirá a cenizas».
Había sido una de las mejores camareras que las había atendido durante las reuniones de los jueves. Es un jefe de la mafia y un vampiro.
Le había gustado tenerla en su regazo. Se sentía suave y redonda en todos los lugares correctos. Le había gustado demasiado, lo cual había quedado claro cuando Millard la había llamado. El instinto de Vidar había sido objetar, mantenerla en su regazo.
Respiró hondo y tomó otro trago de su aroma. Por eso, atribuía su comportamiento durante la noche al largo tiempo que había estado sin una mujer o un hombre. Tal vez su cuerpo le estaba diciendo que era hora de caer en un comportamiento depravado. Pero no con la camarera. Todos sus instintos le decían que acabaría siendo una mala idea.
Trabajar en «La Dama Roja» era la salvación que Charlie necesitaba. El dinero era bueno y le gustaba su jefe. Lo único de lo que se mantenía alejada era del club de los jueves. El misterioso grupo de hombres guapos que venían todos los jueves a jugar a las cartas en la trastienda. Eso fue hasta el día en que no tuvo otra opción. En cuanto vio a Vidar y sus hipnóticos ojos azul hielo, lo encontró irresistible. No ayudó que estuviera en todas partes, ofreciéndole cosas que quería y cosas que no creía que quisiera pero que necesitaba.
Vidar supo que se había ido en cuanto vio a Charlie. Hasta el último instinto le había dicho que la hiciera suya. Pero había reglas y los demás lo vigilaban.
Su Pequeña Flor
«Una vez te escapaste de mí, Flora», dice. «Nunca más. Eres mía».
Me agarra con más fuerza en el cuello. «Dilo».
«Soy tuyo», me ahogo. Siempre lo he sido.
Flora y Felix se separaron de repente y se reunieron de nuevo en una extraña circunstancia. No sabe lo que pasó. Tiene secretos que esconder y promete guardarlos.
Pero las cosas están cambiando. Se acerca la traición.
Ya no la protegió una vez. Maldito sea si vuelve a ocurrir.
Mi jefe dominante
El Sr. Sutton y yo no hemos tenido más que una relación de trabajo. El me da órdenes y le escucho. Pero todo eso está a punto de cambiar. Necesita una fecha para una boda familiar y me ha elegido como su objetivo. Podría y debería haber dicho que no, pero ¿qué más puedo hacer cuando amenaza mi trabajo?
Es aceptar ese favor que cambió mi vida entera. Pasamos más tiempo juntos fuera del trabajo, lo que cambió nuestra relación. Lo veo bajo una luz diferente, y él me ve bajo una luz diferente.
Sé que está mal involucrarse con mi jefe. Intento luchar pero no lo consigo. Es solo sexo. ¿Qué daño podría causar? No podría estar más equivocada porque lo que empieza siendo solo sexo cambia de dirección de una manera que nunca podría imaginar.
Mi jefe no solo es dominante en el trabajo sino en todos los aspectos de su vida. He oído hablar de la relación DOM/Subs, pero no es algo en lo que haya pensado mucho. A medida que las cosas se intensifican entre el Sr. Sutton y yo, me piden que me convierta en su sumisa. ¿Cómo puede uno convertirse en algo así sin experiencia ni deseo de serlo? Será un desafío para él y para mí, porque no me gusta que me digan qué hacer fuera del trabajo.
Nunca esperé que lo único de lo que no sabía nada fuera lo mismo que me abriera un mundo increíble y completamente nuevo.
Mi Exesposa es una Jefa Misteriosa
Él dijo: «Ella ha vuelto. Vamos a divorciarnos. Puedes tener lo que quieras».
Después de dos años de matrimonio, ya no puede ignorar la realidad de que él ya no la ama, y está claro que cuando la relación pasada le causa angustia emocional, la actual sufre.
Daphne Murphy no se peleó, eligió bendecir a esta pareja y presentar sus propios términos.
«Quiero tu auto deportivo de edición limitada más caro».
«Sí».
«Una villa en las afueras de la ciudad».
«Está bien».
«Divida los miles de millones de dólares ganados después de dos años de matrimonio».
«?»
La reina huérfana
Viene en Tres
Charlotte pronto se da cuenta de que debe escapar de sus garras para salir con vida... ¡aunque eso signifique hacer algo de lo que se arrepienta profundamente!
Mientras huye del abuso y huye de su negligente madre y su ciudad natal, Charlotte conoce a Anna, una chica de buen corazón que no quiere nada más que ayudarla.
Pero, ¿puede Charlotte realmente empezar de nuevo?
¿Conseguirá encajar con los amigos de Anna, que resultan ser tres tipos muy corpulentos y muy involucrados en el crimen?
Alex, el chico malo de la nueva escuela, temido por la mayoría de los que lo conocen, sospecha al instante que «Lottie» no es quien dice ser. Sigue siendo frío con ella y no quiere revelarle los secretos de su grupo sin confiar en ella, hasta que descubre el pasado de Charlotte, poco a poco...
¿La dejará entrar al final tan fría como una piedra Alex? ¿Protegerla de los tres demonios que acechan su pasado? ¿O se la entregará de buena gana para ahorrarse la molestia?
Su príncipe sin pareja
«Eres mi amigo».
«Compañero elegido». Se lo recuerdo. He aprendido que hay una diferencia muy clara entre los dos. Una relación sentimental predestinada, creada por la mismísima diosa de la luna, es algo tan innegable y puro.
O eso he oído.
Su fuerte gruñido emana por la habitación y vibra en mi cuerpo cuando me atrae hacia él. Sus brazos son como gruesas barras de metal que me encierran. Sus ojos oscilan entre el ámbar claro y el negro.
«No me importa. Tú. Son. Mi. Amigo».
«Pero...»
Me sostiene la barbilla entre dos dedos, obligándome a mirar hacia arriba y, de hecho, me hace callar.
«¿No me estás escuchando?»
——————
Quieren que me convierta en la pareja de su príncipe heredero. ¡Yo, un simple humano, apareado con un monstruo despiadado!
Llevamos años en guerra con los hombres lobo. He visto a muchos de mis amigos y familiares morir bajo las garras de los hombres lobo. Puede que sea pequeño y débil, pero ahora los lobos vienen de nuevo a por mi hogar y no puedo quedarme de brazos cruzados sin hacer nada.
Puedo protegerlos, pero para hacerlo, tendré que cumplir con las exigencias de mi enemigo. Creen que haré lo que dicen, porque tengo miedo y, sinceramente, estoy aterrorizada. Vivir con los monstruos de mis pesadillas, ¿quién no lo estaría?
Aun así, nunca le daré la espalda a mi pueblo, aunque no sobreviva a esto.
¿Y el príncipe heredero? Causar destrucción y desesperación corre por su sangre. Probablemente sea incluso peor que los demás.
¿Verdad?
——————
Advertencia: esta historia contiene lenguaje explícito, violencia, asesinatos y sexo.
Felicidad del Ángel
«¡Cállate, carajo!» le gritó. Ella se quedó en silencio y él vio que las lágrimas comenzaban a llenarle los ojos, le temblaban los labios. Oh, carajo, pensó. Como la mayoría de los hombres, una mujer llorando lo asustó muchísimo. Prefiere tener un tiroteo con cien de sus peores enemigos que tener que lidiar con una mujer que llora.
«¿Y tu nombre es?» preguntó.
«Ava», le dijo en voz baja.
«¿Ava Cobler?» quería saberlo. Su nombre nunca había sonado tan bonito, la sorprendió. Casi se olvidó de asentir. «Mi nombre es Zane Velky», se presentó, extendiendo una mano. Los ojos de Ava se agrandaron cuando escuchó el nombre. Oh, no, eso no, nada más que eso, pensó.
«Has oído hablar de mí», sonrió, parecía satisfecho. Ava asintió. Todos los que vivían en la ciudad conocían el nombre de Velky, era el grupo mafioso más grande del estado con su centro en la ciudad. Y Zane Velky era el cabeza de familia, el capo, el gran jefe, el gran mandamás, el Al Capone del mundo moderno. Ava sintió que su cerebro, presa del pánico, se descontrolaba.
«Cálmate, ángel», le dijo Zane y puso su mano sobre su hombro. Su pulgar cayó por delante de su garganta. Ayya se dio cuenta de que si lo apretaba, tendría dificultades para respirar, pero de alguna manera su mano calmó su mente. «Es una buena chica. Tú y yo necesitamos hablar», le dijo. La mente de Ava se opuso a que la llamaran niña. La irritaba a pesar de que estaba asustada. «¿Quién te pegó?» preguntó. Zane movió su mano para inclinar la cabeza hacia un lado y poder mirarle la mejilla y luego el labio.
**************Ava es secuestrada y se ve obligada a darse cuenta de que su tío la ha vendido a la familia Velky para saldar sus deudas de juego. Zane es el jefe del cártel de la familia Velky. Es duro, brutal, peligroso y mortal. En su vida no hay espacio para el amor o las relaciones, pero tiene necesidades como cualquier hombre de sangre caliente.
Advertencias de activación:
Hable sobre SA
Problemas con la imagen corporal
BDSM ligero
Descripciones descriptivas de las agresiones
Autolesión
Lenguaje duro
El rey del Inframundo
Sin embargo, un fatídico día, el rey del inframundo apareció ante mí y me rescató de las garras del hijo del jefe mafioso más poderoso. Con sus profundos ojos azules fijos en los míos, habló en voz baja: «Sephie... abreviatura de Perséfone... Reina del inframundo. Por fin te he encontrado». Confundido por sus palabras, balbuceé una pregunta: «P... ¿perdón? ¿Qué significa eso?»
Pero él simplemente me sonrió y apartó mi cabello de mi rostro con delicados dedos: «Ahora estás a salvo».
Sephie, llamada así por la reina del inframundo, Perséfone, está descubriendo rápidamente cómo está destinada a cumplir el papel de su tocaya. Adrik es el rey del inframundo, el jefe de todos los jefes de la ciudad que dirige.
Era una chica aparentemente normal, con un trabajo normal hasta que todo cambió una noche cuando él entró por la puerta principal y su vida cambió abruptamente. Ahora, se encuentra en el lado equivocado de los hombres poderosos, pero bajo la protección de los más poderosos.
EL ÁNGEL CAUTIVO DE LA MAFIA
☆☆☆
Cuando un peligroso captor pone sus ojos en una niña y sabe que necesita tenerla aunque eso signifique llevársela en contra de su voluntad.
Ella se va embarazada: ¡Él se vuelve loco!
En sus dos años de matrimonio, Eva se sentía como una niñera que había perdido toda su identidad, hasta que las palabras de su marido la despertaron brutalmente.
«Está bien, divorciémonos». Ella ocultó casualmente la noticia del embarazo recién enterada y luego se dio la vuelta para irse.
No sabía que, después de que ella se fue, Adrian, por lo general sereno, se puso frenético y la buscó por todas partes.
Hasta que un día, vio a la mujer que había estado buscando, con un niño, con otro hombre.
«¿De quién es este niño?» Preguntó Adrian, consumido por los celos.