58

Ella se mueve y está a unos pocos pies de donde estamos parados. Luego lo hace de nuevo y la pierdo de vista.

—¡Boo! —dice ella.

Yo salto, y ella empieza a reírse.

—¿Sabes que desapareces? —le pregunto.

—No, solo me desfaso —responde.

—¿Sabes hasta dónde puedes llegar? —le pregunto.

—No, no lo...