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KESKA: Después de que Nana limpia y venda mi brazo, le doy un gran abrazo, simplemente me aferro a ella y dejo que las lágrimas caigan. Ella me sostiene y me mece como a un niño pequeño, hasta que las lágrimas se detienen.

—Nana, ¿puedo ir a correr el circuito? Llevaré a Mackie conmigo, solo hasta ...