28. Su Sugar Baby

Jeremy y Riley nos dejaron a solas y cerraron la puerta del dormitorio.

—Oye, Lori... lo siento, cariño. Por favor, no llores. Todavía estoy furioso. ¿Por qué me dejaste? ¿Por qué no contestabas mis llamadas y mensajes? Estaba preocupado por ti. Podrían pasarte mil cosas, me importas. Tienes que sa...