23. Desastre funcional

Cuando llegamos media hora después, su chofer nos abrió la puerta. Yo estaba relajada y en las nubes después de tantos clímax. Y James mostraba una enorme sonrisa de orgullo en su rostro; íbamos de la mano como una pareja enamorada.

«¿Qué? ¡Mierda! ¡Demonios!»

Él sintió que me tensaba en su mano, ...