Prólogo

Eli

Me siento afuera en mi camioneta y espero, mi polla dura y gruesa, palpitando con necesidad. Hoy es el día, pero tenemos que mantener las apariencias. Ya hay demasiados ojos sobre nosotros. Un paso en falso y podría ser malo.

Ella es lo más importante en mi vida, y haré todo para protegerla. Incluso si eso significa ignorar la longitud de acero que descansa a lo largo del interior de mi muslo.

Cerrando los ojos con fuerza, trato de no pensar en ello. Trato de no imaginar sus suaves curvas debajo de mí y los lugares a los que irá mi lengua. Cómo sabrá su dulzura y qué sonidos hará cuando estemos solos.

—Mierda —gruño, y me recuesto en el reposacabezas.

Un toque de ella y supe que mi vida había cambiado. Un momento hace un año y mi mundo fue para siempre suyo. Desde ese momento, todo lo que hice, cada movimiento en mi vida, cada latido de mi corazón, fue para ella. Cuando sus labios se encontraron con los míos, selló su destino. Ella no lo sabía ese día, pero sucedió.

Los minutos pasan, y aunque parece una eternidad, ella aparece. Sus ojos azules encuentran los míos, y como cada vez antes, estoy en casa.

Ella camina hacia mí, y cada paso la acerca más a mi alcance. Al momento en que nunca la dejaré ir.

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