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—Papá, mira lo que atrapé.

Mi padre baja sus gafas de lectura y dobla el periódico para prestarme toda su atención.

—¿Qué tienes, princesa?

—Adivina.

—Sabes que mi ingenio no puede igualar al tuyo.

—Tienes razón —le digo.

Abro mis palmas y las mariposas vuelan.

—Cara, Cara... —me doy la vuelt...