


Capítulo 83.
El sol lucía en su máxima expresión, era como si el día presagiara los acontecimientos que estaban por ocurrir.
Muy temprano, Karen se presentó en casa de Helena para que la acompañara a un lugar especial, le había dicho que se trataba de algo importante para ella, por lo que Helena no tuvo ningún reparo en ir, Maximilien estaba a punto de salir, se veía más guapo que nunca, vestido con un traje de diseño hecho a medida que se ajustaba perfectamente a su atlético cuerpo; caminó hacia ella con esa seguridad que le caracterizaba, y la miraba con esos intensos azules que le cortaban la respiración.
—Estás más guapo que nunca, mi cielo.—Exclamó Helena obnubilada por lo encantador que se veía.
En ese momento, él la toma de la barbilla y la besa con frenesí.
—Me encanta que me lo digas.—Le dice y después le acaricia el vientre.
—Eres la mujer más hermosa del mundo, me parece un sueño que vayamos a tener tres hijos.—Señaló.
—Cuento los días para que ese día llegue.—
—Te prometo que estaré contigo todo el tiempo, compartiremos este proceso tan lindo, no te voy a negar que me siento muy nervioso, siempre me he caracterizado por ser un hombre seguro en todo lo que hago, pero en este caso, por primera vez siento mucha incertidumbre.—Confesó.
Helena lo mira con ternura y toma sus manos entre las suyas.
—Eso habla de tu nobleza, mi amor, si te sientes así, es porque existe ese deseo de hacer las cosas bien a pesar de los temores que podamos sentir, y créeme que a mí me pasa lo mismo, pero estoy segura que juntos lo lograremos.—
—Así será mi niña.—Dijo con una gran sonrisa al imaginar lo que les esperaba.
Se despidió cariñosamente, y Karen hizo su arribo, interrumpiendo el apasionado beso que se estaban dando.
—Ya, tórtolos, dejen los arrumacos para otro momento, miren que hay mucho por hacer.—Soltó con desparpajo como era su costumbre.
—No seas envidiosa, Karen, vamos a tener que hablar muy seriamente con tu novio para decirle que necesitas mucha más atención.—Bromeó Helena .
—Si yo te contara.—Dijo entre dientes.
—Bueno, en vista de que ya nos interrumpieron, y que esto ya se está poniendo algo intenso, lo mejor será que yo me vaya para que puedan hablar de sus temas de mujeres, que se diviertan en su día de chicas.—
Maximilien se despidió de ellas y salió a toda prisa, tenía muchas cosas por hacer, el tiempo estaba muy limitado y si quería que todo saliera como él lo quería, sería mejor que se diera prisa.
—Estoy muy nervioso, Matt, hoy será un día muy especial para nosotros, espero que a Helena le guste todo lo que tenemos preparado.—Dijo Maximilien un tanto preocupado.
—Deja esos nervios, Maximilien, es normal que te sientas así, estás a punto de dar un gran paso, ya lo viviste una vez ya deberías estar más relajado.—Lo reprendió Matt.
—Me siento igual o peor que entonces, viejo.—Aseguró.
—Piensa en lo feliz que harás a tu mujer después de este día, y en lo dichoso que serás tú, ustedes son la pareja perfecta, y a pesar de sus errores, han encontrado la forma de superarlo y volver a empezar, así que aleja esos fantasmas, porque yo sé que no estás así por lo que pueda pensar Helena , sino porque tienes miedo de no estar a la altura y no ser el marido que ella necesita.—Argumenta Matt con toda razón.
—Me conoces mejor que mi propio padre, Matt, y en efecto, tienes toda la razón, mis errores me siguen atormentando, pero hoy estoy dispuesto a enterrarlos para siempre.—Sentenció.
Matt le dio una palmadita en el hombre y lo miró como solo un padre miraría a su hijo, Hanna y él no habían tenido la bendición de ser padres, pero encontraron en Helena y Maximilien la familia que tanto anhelaban.
Por otra parte, Carolina había tenido grandes progresos en su recuperación, ahora podía caminar y valerse por sí misma.
Ese día estaba feliz, porque tendría la posibilidad de acompañar a su hermosa hija en una etapa tan trascendental en su vida.
—No te imaginas lo mucho que significa para mí acompañar a ni niña en este momento, mamá.—Le Dice Carolina a su madre que la está ayudando a incorporarse.
—Dios siempre hace justicia, hija, yo siempre tuve la esperanza que el momento en el que estuviésemos todos juntos algún día llegaría.—
—Perdí tantos años de mi vida por culpa de esa mujer que tanto daño me hizo, y no conforme con eso, todavía se atrevió a destrozarle la vida a mi querida hija.—
—No guardes rencor en tu alma, mi niña, esa mujer ya tuvo su castigo, y al menos demostró algo de humanidad para confesarle todo a nuestra Helena , y gracias a eso ahora ella está con nosotros, y ya, dejemos de hablar y hay que darnos prisa, tenemos mucho por hacer.—La apresuró Victoria.
Mientras tanto Helena y Karen se dirigían al lugar al que había acordado con Maximilien que se verían para que ese gran evento se llevara a cabo.
—Ya me estás preocupando, Karen, no entiendo que misterio te traes con todo esto.—Cuestionó inquieta.
—Te dije que era algo importante para mí, ya no me preguntes más, pronto te vas a enterar.—Respondió.
Helena no tenía la menor idea de lo que le esperaba, creía que todo aquello tenía que ver con su amiga y solo por eso había accedido a acompañarla, aun cuando ya se sentía sumamente cansada, el embarazo, estaba cada vez más avanzado y lo único que quería era dormir para reponer fuerzas.
·No deberíamos alejarnos tanto, no sea que a tus sobrinos les dé por adelantarse.—Dijo.
—No, mis niños bellos, esperen un poquito más allá a dentro, su mami y yo tenemos muchas cosas por hacer hoy.—Contesta dirigiéndose al vientre de Helena .
En tanto Maximilien, había recibido a todos los invitados, entre ellos los abuelos y la madre de Helena , quienes habían llegado puntual a la cita.
—Me da mucho que estén con nosotros en este día tan especial.—Dijo Maximilien dándoles la bienvenida.
—Estás muy apuesto, querido yerno.—Exclamó Carolina mientras abrazaba a Maximilien.
—Muchas gracias por venir, estoy seguro que nuestra Helena se sentirá muy dichosa por contar con su presencia, se ve usted increíble, debo reconocer que ese charlatán de Stuart, hizo un buen trabajo después de todo.—Refunfuñó.
—No seas tan malo con mi pobre doctor, es un buen tipo aunque no lo creas.—Dijo Carolina justificándolo.
—Yo creo que lo que te molestó jovencito, fue que el doctorcito se fijara más de la cuenta en Helena .—Intervino Max.
—Pues claro, y yo creo que si algo así pasara con la señora Victoria, usted reaccionaría igual o peor que yo.—Bromeó Maximilien.
—Ay, muchachos, de verdad que ustedes no tienen remedio.—Los reprendió la abuela.
Todos se echaron a reír, se respiraba un ambiente familiar, de aquel lugar tan mágico que Maximilien había elegido como escenario de su boda con el amor de su vida, emanaba una paz y una belleza superior que resplandecía en los corazones de todos los presentes.
—Sé qué harás muy feliz a mi hija, Maximilien, no permitas que los malos entendidos los separen como ocurrió en el pasado, su amor es muy grande, y han demostrado con creses que desean estar juntos, recuerda que el amor no solo te ofrece buenos momentos, las pruebas también son parte de lo que tenemos que vivir en una relación, Helena sufrió mucho en el pasado, y no me gustaría que eso pasara otra vez, por favor, Maximilien, prométeme que harás lo que esté en tus manos para evitar que le hagan daño.—Le pidió Carolina con lágrimas en sus ojos.
—Tiene mi palabra de que así será, Helena es la única mujer que he amado y que voy a amar toda mi vida, y ahora que me dará la dicha de ser padre por primera vez, nuestra relación es más sólida que nunca, así que dedicaré mi vida entera para hacer que ella y mis hijos sean completamente dichosos.—Respondió él.
—El amor de pareja no es fácil, hijo, pero solo con paciencia se pueden conseguir las cosas, te lo digo porque he sido testigo de tu temperamento, y eso tú sabes muy bien que solo te ha traído problemas.—Argumentó el abuelo.
—Tiene usted toda la razón, esa es una lucha interna que siempre he tenido, pero le prometo que me esforzaré mucho para honrar mi relación con su nieta y que todos ustedes se sientan muy orgullosos de mí.—Se comprometió.
—No veo a tu familia, Maximilien ¿Por qué no están aquí?—Le preguntó.
—Tristemente mis padres han sido el peor obstáculo para mi felicidad, siempre le tuvieron mala voluntad a Helena , y no voy a permitir que nada ni nadie arruine este día, además, Matt y Hanna están aquí, y ellos nos han cuidado y amado como los más amorosos padres.—Dice.
Maximilien abraza Hanna y Matt con mucho cariño, y eso los conmovió profundamente, para todos aquel gesto significaba mucho, pues saber que Maximilien contaba con personas tan valiosas que en todo momento estaban dispuestas a darles lo mejor de sí mismos, y cuidar de ellos, les generaba una gran tranquilidad, ya que sabían que Helena estaría siempre protegida, aún a pesar de que su familia biológica no aceptara su relación.
Los minutos pasaron, ya era tiempo de que las chicas llegaran al lugar, y cuando Maximilien estaba por llamar a Karen, el coche apareció.
—Ay, Dios, ya vienen.—Gritó Maximilien.
—Vamos, todos a sus lugares.—Solicitó.
De inmediato se pusieron en marcha, despejando el lugar, él quería recibirla a solas, necesitaba hablar con ella, para proponerle matrimonio una vez más y que la boda pudiese llevarse a cabo ese mismo día.
—Pero que hermoso lugar, amiga, parece como sacado de un sueño.—Dijo Helena .
—Me alegra mucho que te guste, y ahora quisiera pedirte un favor ¿Podrías adelantarte y hablar con la persona encargada?, tú eres mejor para esto que yo.—Mintió la joven tratando de convencerla.
—¿Pero qué piensas hacer en este lugar?—Cuestiona Helena con curiosidad.
—Me da pena decirte, pero pronto será el cumpleaños de mi galán y quiero organizarle algo en este sitio tan mágico, anda, ayúdame, por favor.—
El argumento de Karen parecía convincente, y a Helena le encantaba ver felices a las personas que le importaban, así que haría todo lo posible para ver realizado el sueño de su amiga, estaba convencida que Maximilien le ayudaría en todo aquello, y que sería cómplice de ese detalle tan maravilloso.
—Está bien, loquita, cuenta conmigo, vamos a hablar con la persona responsable.—Dijo por fin.
—Adelántate, tengo algo que hacer, camina con cuidado por favor, ahora te alcanzo.—
Ella asintió y bajó despacio del coche, Maximilien la observaba desde la distancia, solo que esperaría un tiempo prudencial para unirse a ella y realizarle aquella propuesta que le había quitado el sueño desde que decidió llevarla a cabo.