Capítulo 79.

Paul estaba fuera de control, se sentía engañado, y lo único que deseaba era desquitarse por lo que Bianca le había hecho.

—Eres una maldita, Bianca, te aprovechaste de mi vulnerabilidad para seguir viéndome la cara de idiota.—Espetó furioso.

Las manos de Paul apretaban con fuerza el cuello de Bianca, y dentro de unos segundos ella sentía que le faltaba la respiración, luchaba por soltarse, pero era inútil, él estaba muy enojado y lo único que quería era acabar con su vida.

—Suéltame, mi madre sabe que estoy aquí contigo, y si algo me sucede, de nada te servirá tu posición y tu estatus dentro de la familia Adams, ¿O acaso crees que mi tío te perdonará si me matas?—Le decía con mucha dificultad.

Los ojos de Paul estaban encendidos por la rabia que experimentaba, pero al escuchar las palabras de Bianca, comprendió que no valía la pena mancharse las manos de sangre por una mujer como esa, así que la soltó y la empujó bruscamente haciendo que Bianca cayera al suelo dándose un fuerte golpe.

—Eres tan patético, un cobarde, para mí no vales nada.—Exclamó ella.

Cuándo escuchó lo que Bianca acababa de decirle, Paul saltó al suelo y le dio una fuerte bofetada.

—Deja de menospreciarme, toda la vida me has hecho sentir que no valgo nada, pero tu juego se acabó, Bianca, a partir de este momento no cuentes conmigo para ninguna de tus absurdas jugadas, veremos cómo te las arreglas para seguir llevando la vida a la que estás acostumbrada, de mí no tendrás ni un solo centavo más.—Dijo con determinación.

Él se dio la vuelta y se marchó, estaba más decepcionado que nunca, y no pensaba permitirle que ella siguiera utilizando los antojos. Bianca se levantó con mucha dificultad, pues jamás espero que su esposo reaccionara de esa manera, y mucho menos que se atreviera a maltratarla como lo hizo, tomo el teléfono y llamó a su madre para contarle lo sucedido.

—Éste idiota se atrevió a golpearme, mamá, y con eso acaba de firmar su sentencia de muerte, eso te lo juro, tengo que deshacerme de él.—Señaló.

—Tranquila, no tomes decisiones apresuradas, mejor ven a casa y pensemos en lo que haremos.—Aconsejó Úrsula.

—Deja de controlarme, haré lo que se me dé la gana.—Contestó para después cortar la comunicación.

Mejor se levantó y fue corriendo por el pasillo, quería encontrar a Paul y vengarse por lo que le había hecho, pero cuando lo buscó, ya no puedo encontrarlo, así qué trato de tranquilizarse y se fue directamente a su casa, para idear con su madre un plan para poder deshacerse de Paul. A la mañana siguiente, Helena y Karen se reunieron para empezar con la planeación de la nueva campaña de publicidad para el lanzamiento del equipo de cómputo empresarial.

—Ya era hora que pudiésemos trabajar juntas, después de todo siempre hemos sido un equipo genial.—Dijo Karen.

—Extrañaba mucho trabajar contigo, amiga, escuchar tus bromas y reírnos como en los viejos tiempos.—Contestó Helena .

Las dos chicas se abrazaron siendo interrumpidas por unos pasos que se acercaban.

—Karen, necesito que te apartes para abrazar a mi esposa, tú la tendrás todo el día contigo, en cambio yo, tendré que estar fuera todo el día, me espera una agenda bastante apretada.—Dijo Maximilien.

—Deja de hacerte la víctima, tú la tienes aquí contigo todos los días, en cambio yo sólo tengo que conformarme con verla de vez en cuando, porque tú la acaparas por completo.—Refutó Karen.

—Que melodramática, pero en fin, supongo que tendré que acostumbrarme, pobre Michael, en verdad lo compadezco.—Se defendió.

—Ya basta, parecen niños chiquitos peleándose, ustedes nunca van a cambiar.—Intervino Helena tratando de salvar la situación.

—Te amo princesa, recuerda estar lista para esta noche, tenemos la cena en casa de mis padres.—Le recordó.

Helena sintió un vuelco en el corazón, no le gustaba tener que convivir con la familia de Maximilien, sabía perfectamente que sus intenciones hacia ella no eran para nada buenas, pero no pensaba mostrarse como una mujer cobarde, por el contrario, quería demostrarles que a pesar de saber que no era bienvenida, tenía la capacidad de enfrentarlos, y mucho más porque Maximilien estaría con ella para respaldarla como siempre lo había hecho.

—No te preocupes cariño, estaré preparada para cuando regreses, ve con cuidado por favor —Contestó con toda la naturalidad que le fue posible.

Él se marchó y con tan sólo ver la expresión en su rostro, Karen se dio cuenta de cómo se sentía su amiga e inmediatamente sacó a relucir el tema.

—¿No quieres ir a esa cena, verdad?—Preguntó .

—Conoces perfectamente mi respuesta, esa gente jamás ha tenido el menor afecto por mí, y no creo que lo tengan ahora sólo porque estoy embarazada.—Respondió con tristeza.

—Entonces no deberías ir, si no te sientes a gusto con esa gente, no tienes por qué convivir con ellos, simplemente deberías decírselo a Maximilien.—

—No, Karen, estoy cansada de evadir los problemas, ellos tienen que aprender qué aún a pesar de sus perversos sentimientos hacia mí, Maximilien está conmigo, que somos una familia y que hagan lo que hagan no podrán separarnos.—Concluyó decidida.

—Así se habla, Helena , demuéstrales a esa bola de engreídos, quién eres, y la gran mujer de la que su hijo está enamorado.—

Por otra parte, Bianca se levantó de un humor insoportable, su madre no había querido molestarla cuando llegó, prefirió que estuviera más tranquila para poder conversar.

—Deja de ser tan visceral, Bianca, tienes que utilizar esto a tu favor, empieza a centrarle la duda a tu tío, tenemos que lograr que Paul se ha despedido del corporativo, ese será nuestro primer golpe en su contra.—Le aconsejó.

—Me sorprendes, madre, puedes llegar a ser tan maquiavélica cuando te lo propones.—Le dice.

—En lugar de decir tonterías, deberías ponerte en acción, no te caracterizas precisamente por ser muy inteligente, te recuerdo que el cerebro de este equipo, no eres tú, cariño.—Contraatacó Úrsula.

Bianca tenía lo que se merecía, en su madre encontraba al peor verdugo, la cual sólo la utilizaba para satisfacer sus caprichos que le permitieran llevar la vida que tanto le gustaba, y la única manera era ejerciendo absoluto control sobre ella. En el corporativo Baker, el día se tornaba bastante ajetreado, Maximilien y Michael revisaban minuciosamente el proyecto en el que estaban trabajando juntos, pero el rostro de Maximilien revelaba una gran preocupación, por lo que Michael no dudó ni un instante en ofrecerle su apoyo.

—No te ves nada bien, ¿Hay algo que te preocupe?—Preguntó su amigo.

—Sí, hay algo, hoy iremos a cenar a casa de mis padres, y aun cuando Helena intentó disimular que estaba de acuerdo, sé perfectamente que Helena se siente incómoda teniendo que acompañarme, no debí ponerla en ese predicamento, después de todo mi familia se ha portado muy mal con ella y Helena no tendría por qué estar de acuerdo ningún tipo de acercamiento.—Externó.

—Entiendo perfectamente la posición en la que te encuentras, por una parte está tu familia, y por la otra la mujer que amas, pero déjame decirte algo, si Helena te acompaña, dudo mucho que sea en contra de su voluntad, estoy seguro que lo hace para dejar clara su situación de una buena vez, ella es una chica muy valiente, lo sé por lo que Karen me ha contado y por lo poco que la conozco.—Argumenta Michael.

—Tienes razón, pero te aseguro que si alguien de mi familia intenta hacerla sentir mal, tendrá que vérselas conmigo, no voy a permitir que nadie le haga daño, eso te lo juro.—

—Así se habla, es bueno dejar claras las cosas, después de todo Helena y tú ahora son una familia, y eso está antes que cualquier otra cosa.—Puntualizó.

—Necesito que Karen y tú me ayuden con algo, ya puse en antecedente a Carolina y a los abuelos de Helena , quiero que esto sea algo memorable, que mañana sea el mejor día para ella, quiero compensarla por todo el daño que le hice en el pasado.—

Michael asintió, al parecer, Maximilien estaba planeando una sorpresa especial para Helena , algo que definitivamente transformaría sus vidas para siempre. Por otra parte, Helena se preparaba para la cena en casa de sus suegros, necesitaba lucir espectacular, quería sentirse muy bien, pues lo que debería enfrentar seguramente sería muy grande, y era mejor tener su seguridad muy afianzada si quería enfrentarlos y demostrarles que ya no era la chica a la que podían hacer daño y humillar a su antojo. Lucía un vestido rojo, con un pequeño escote que dejaba entrever su hermosa piel, el vestido se ajustaba perfectamente a su figura, resaltando la hermosura de su vientre que tanto orgullo le causaba, no obstante, a pesar del embarazo ella se veía resplandeciente, su cabello estaba perfectamente arreglado, y se había puesto un maquillaje qué enmarcaba sus finos rasgos.

—Estás deslumbrante, amiga, todos esos estirados se morirán de envidia cuando te vean.—Dijo su amiga sinceramente.

—Lo único que quiero es que me respeten, que entiendan que soy la pareja de su hijo, me conformo con eso.—Contesta algo nerviosa.

—No sólo eres mi pareja, tú eres la mujer de mi vida y de mi corazón.—Argumenta Maximilien tomándola por sorpresa.

—Y tú, mi príncipe, el hombre de mi vida y ahora también el padre de mis hijos.—Le dice ella.

—Estás, bellísima, Karen tiene razón, todos se quedarán impactados con tu belleza.—Menciona con su acostumbrada galantería provocando que ella se sonrojara.

—Bueno, creo que aquí estoy demás, así que los dejo solitos para que tengan su gran noche, claro que eso será después de qué salgan de la casa de tu familia, cuñado, porque honestamente nadie en esa gran mansión se caracteriza precisamente por ser muy simpático.—Agregó Karen haciendo uso de su acostumbrada forma de ser.

—Gracias por lo que me toca, te recuerdo que yo también soy parte de esa familia.—Contestó con una sonrisa.

—Tú, al menos eres bien parecido, pero creo que también te faltó un poco de simpatía, no te creas, ya me conoces, me gusta bromear con todo mundo, ahora me voy para que no se les haga tarde.—

—Muchas gracias por todo, Karen, le pediré a Matt Qué me haga el favor de llevarte a casa.—Interviene Helena .

—No es necesario, a Karen la están esperando afuera, después de todo creo que ella también tendrá una gran noche —Expresa Maximilien con sorna.

Con un fuerte rubor en sus mejillas, Karen sale de la espaciosa sala y se dirige a la parte frontal de la casa donde ya la está esperando Michael, quien la recibe con unas rosas, un abrazo y un beso apasionado.

—Te ves mucho más hermosa que ayer.—Dijo .

—No me sigas diciendo esas cosas, que me las voy a creer. —Contestó.

—Sólo digo la verdad, tienes que acostumbrarte escuchar eso, aunque dudo mucho que no te lo hayan dicho antes.—

—Puede ser, pero no me desagrada que me lo digas tú.—

A esos enamorados les esperaba una gran velada, pero no se podía decir lo mismo de a esos enamorados les esperaba una gran velada, pero no se podía decir lo mismo de Maximilien y Helena , enfrentarse al panorama que les esperaba en esa casa donde había tanta enemistad hacia ella, no sería nada fácil, no obstante, se sentía con toda la fortaleza para poder resistir y hacerle frente con toda la valentía que le proporcionaba el gran amor que sentía tanto por su marido como con sus hijos.

Capítulo anterior
Siguiente capítulo
Capítulo anteriorSiguiente capítulo