


Capítulo 66.
Un aire de incomodidad se respiraba en aquella habitación, el doctor les había pedido que se quedarán como espectadores, pues continuaría con la sesión, ya que no podía perder mucho tiempo, debido a que él no estaría mucho tiempo en la ciudad y quería dejar avanzado el tratamiento de Carolina cuando él tuviese que marcharse.
—quiero que le hables a tu mamá, Helena , si en algún momento te sientes incómoda, nos dices y saldremos de la habitación para que puedas quedarte completamente a solas con ella —indicó el médico.
—¿Te sientes preparada para esto?, Helena —preguntó Maximilien.
—lo estoy, no te preocupes, Amor —contestó ella completamente decidida a hacerle frente a aquella situación.
—entonces comencemos, por favor, háblale de tu infancia, de lo difícil que fue crecer sin ella, cuéntales sobre la mujer que se hizo pasar por tu madre —propuso.
—no creo que eso sea conveniente, doctor, puede ser una impresión muy fuerte para ella —dijo Helena .
—eso es precisamente lo que necesitamos, enfrentarla con la realidad para que decida regresar —señaló.
Ella asintió no muy convencida, pero debía acatar las recomendaciones de Stuart, a fin de cuentas él era un profesional y sabía perfectamente lo que estaba haciendo, nada podía salir mal, él estaba presente e intervendría si fuese necesario.
—madre, soy Helena, tu hija, me has hecho mucha falta todos estos años, Clarisa dice que ella es mi mamá, pero nunca fue buena conmigo, jamás se preocupó por mí, me hiciste mucha falta durante todos estos años, crecí muy sola, por eso quiero que regreses, para que estés conmigo y al fin pueda saber lo que es tener a una verdadera madre —le decía.
—vamos, Helena, sigue hablando —la instó el doctor.
—no entendía porque Ana era la favorita de mamá, conmigo siempre tuvo muchas diferencias, es más, ni siquiera me parecía a ella, y eso siempre se me hizo muy raro, papá hacía lo que podía, pero Clarisa siempre terminaba ganando —le explicó.
—continúa, Helena , trata de subir de tono tus declaraciones —sugirió.
—Clarisa dice que ella es mi madre, y no tú, por favor, dile que eso no es verdad, ella quiere separarnos, nunca quiso vernos juntas —decía ella ya con un nudo en la garganta.
Por el momento Helena sentía que perdería el equilibrio, Maximilien evitó que cayera al piso y la alejó un poco de la cama donde se encontraba su mamá para hablar con ella.
—esto está resultando muy difícil para ti, debes parar, amor, por tu bien y por el de nuestros hijos —le pidió con voz suplicante.
—no puedo, tengo que continuar, si de esto depende su recuperación, entonces lo haré, por favor, cariño, entiéndeme —argumentó.
Él se quedó pensando un momento, pero al ver la emoción en los ojos de Helena , no le quedó más remedio que acceder a lo que ella le estaba solicitando.
—de acuerdo, preciosa, yo estaré aquí toma mi mano, y sostenla con fuerza cuando te sientas desfallecer —contestó.
—muchas gracias mi amor, no sé qué haría sin ti —dijo ella.
El médico se les quedó mirando, no le gustaba para nada la escena que estaba observando, pero se mantenía en silencio, no quería echar a perder las cosas así que omitiría algún tipo de comentario, no obstante, tomó el pretexto del tiempo para atender a Carolina para evitar que siguieran con sus manifestaciones de amor.
—Debemos continuar, Helena , recuerda que no tenemos mucho tiempo —dijo por fin tratando de controlárselo más posible.
—hazle caso al doctor, mi amor, de cualquier manera yo estaré contigo en cuerpo y alma —contestó Maximilien con toda intención.
Helena se acerca a la cama donde estaba Carolina, y con mucho cuidado tomo su mano, pero con la otra sostenía la mano de Maximilien.
—Mami, escúchame por favor, tengo que decirte qué te amo muchísimo, y que quiero que regreses para estar conmigo y con mis bebés, tú no sabes el tormento que ha sido crecer tan sola y triste —expresó.
Helena estaba muy triste, pues nada estaba funcionando, no obstante, debía ser fuerte, se había prometido asimismo no retroceder aun cuando el panorama luciera desolador.
—muy pronto me iré, regresaré a casa con mi familia mañana a las seis de la mañana y tal vez hace mucho tiempo antes de qué vuelva a verte —mintió.
Helena se sentía mal por decirle una mentira a su madre, pero estaba desesperada y necesitaba intentarlo todo para lograr que volviera, en ese momento el milagro que estaba esperando por fin se hizo presente, los movimientos en la mano de Carolina se intensificaron sujetándola fuertemente.
—Está funcionando Doctor, mire como su mano se aferra a la mía —anunció ella con mucha felicidad.
—lo logramos, sabía que funcionaría, ahora abrázala por favor, hazle sentir que estarás con ella para que se tranquilice —indicó el médico.
Helena hizo lo que el médico le pidió, y dentro de unos momentos, su madre estaba respirando de manera tranquila. Todos salieron de la habitación, Helena fue a recostarse un poco para recuperar fuerzas, Maximilien se acomodó junto a ella y le dio un beso en la frente, quería hacerle sentir su apoyo incondicional.
—fuiste muy valiente, y al final conseguiste lo que tanto anhelabas, me siento muy orgulloso de ti, Helena —dijo.
—lo conseguí porque Dios es muy bueno con nosotros, y porque tú estabas junto a mí brindándome tu apoyo, fuimos un equipo y entre todos lo logramos —reconoció ella con la nobleza que le caracterizaba.
—mi princesa, te amo, pero ahora descansa un poco, que hay algunas personas esperándote para la cena —le informó.
Luego de dormir por un rato, Helena se arregló para bajar a cenar, en el comedor ya la estaban esperando sus abuelos, el doctor Stuart, su mejor amiga Karen a quien se alegró profundamente de ver, y un joven que la acompañaba y que les simpatizó desde el primer momento que lo vio.
—estoy feliz de qué hayas venido, Karen, y me da mucho gusto que hayas invitado a Michael, bienvenido, espero se sientan como en su casa —exclamó.
—tenía que estar contigo, no podía dejarte sola amiga, recuerda que somos como hermanas —contestó la joven.
—pues entonces tenemos otra nieta, porque si tú eres como una hermana para nuestra Helena , desde ahora eres parte de la familia —intervino la abuela Victoria refiriéndose a Karen.
—qué maravilla, siempre quise tener abuelos, y por fin se me concedió, muchísimas gracias por recibirme en su casa —puntualizó.
—espero no importunar con mi presencia, pero estoy encantado de conocerlos —añadió Michael.
La noche transcurrió entre risas, una conversación amena y una cena deliciosa, después todos se dispersaron y las parejitas empezaron a formarse.
—bueno, nosotros los dejamos a solas, Helena y yo tenemos muchas cosas de qué platicar —dijo Maximilien en tono sugerente.
Todos se rieron fuertemente, eran conscientes del gran amor que ellos se tenían, así que Karen y Michael no serían un impedimento para que pudieran disfrutar de un rato agradable juntos.
—les sugiero que vayan a caminar, a estas horas, la ciudad se ve preciosa, además creo que un paseo romántico no les caerá nada mal —propuso Helena.
—me parece una espléndida idea —contestó Michael ya entrado en confianza.
Helena le guiño un ojo a Karen y ella correspondió con un gesto de complicidad, ambas parejas se fueron dando paso al romanticismo y a la intimidad de una noche preciosa que parecía estar en su máximo esplendor.