Capítulo 62.

Las cosas se estaban complicando bastante, parecía que con cada segundo que pasaba, la salud de Carolina se agravaba, los servicios médicos llegaron al cabo de unos minutos y el doctor comenzó a hacer las diligencias necesarias para tratar de estabilizarla.

—les pido que salgan todos de la habitación, por favor, es necesario estabilizarla cuanto antes —indicó el doctor.

—mi madre tiene algo grave, debe ser así, si no usted no nos estaría pidiendo que salgamos —decía Helena sin poder contener el llanto.

—en cuanto me sea posible les daré un informe, ahora les suplico que no perdamos más tiempo y me permitan hacer mi trabajo —dijo el médico.

Completamente devastados, todos salieron de la habitación y se instalaron en la sala para esperar los informes del doctor.

—Trata de tranquilizarte, hija, en tu estado no es conveniente alterarte —dijo la abuela Victoria.

—lo sé abuelita, pero no puedo calmarme, se trata de mi madre, pensar que está en peligro me hace sentir terriblemente —contestó angustiada.

—tu madre estará bien, es una Adams, y si ha resistido tantos años tan sólo para verte, también lo hará esta vez, así que tranquila, mi niña—señaló el abuelo.

—no podría soportar que algo malo le pasara, me hizo tanta falta todos estos años, no puede irse justo ahora que la encontré —exclamó.

Las primeras horas serían decisivas para determinar el estado de salud de Carolina, su cuerpo había resistido tantos embates, que probablemente uno más tal vez pudiera resultar fatal. Por otro lado, Elena consiguió que Gregory le permitiera salir de la casa, por supuesto tendría que ser acompañada de sus guardaespaldas, así que decidió pedirle a Tony que llamara a Diana para que pudieran platicar los tres.

—por fin me llamas, Elena, espero que hayas podido dominar al viejo —dijo el tratando de ser gracioso.

—si te tuviera enfrente créeme que te tiraría los dientes de un puñetazo, no te atrevas a mencionar a ese viejo repugnante, tú me metiste en esto, y ahora tendrás que ayudarme a salir del problema te guste o no —espetó la mujer completamente enfurecida.

—cuida muy bien el tono en el que me hablas, Elena, no tengo ningún compromiso contigo, así que por lo tanto tampoco tengo ninguna necesidad de ayudarte —le dijo.

—Creo que no me estás entendiendo, Toni, no te estoy preguntando si quieres ayudarme, te lo estoy exigiendo, ¿o prefieres que le cuente al viejo todo lo que planearon para separar a su hijo de Helena ? —Lo amenazó.

—no te atreverías —afirmó.

—que poco me conoces, deberías saber que yo ya no tengo nada que perder, a pesar de todo lo que sospechaba, decidió tenerme a su lado, ¿qué te hace creer que no lo hará ahora?, y no creo que con ustedes tengan las mismas consideraciones, así que si prefieres arriesgarte, que así sea —señaló ella con convicción.

La seguridad en la voz de Elena le asustaba, por lo que Tony no tuvo más remedio que acceder a las peticiones que le estaba haciendo.

—no te alteres, de acuerdo, llamaré a Diana y nos vemos en una hora en el café de siempre—acertó a decir por fin.

Toni cortó la comunicación, y Elena se preparó para asistir a la cita establecida, pero antes se comunicaría con Gregory para avisarle, pues no quería que fueran sus guardaespaldas quienes la informaran.

—amor, estoy aburrida y quiero verme con algunos amigos, espero que no te moleste —dijo ella.

—Está bien, puedes ir, pero mucho cuidado con pasarte de lista, Elenita —advirtió.

—no te preocupes, estoy consciente de las condiciones de lo nuestro, te aviso cuando esté de regreso —.

Se vistió con la ropa de diseño que Gregory había mandado traer para ella, había decidido lucir una de sus mejores joyas, quería impactar a Diana y a Toni, demostrarles que ya no estaba a su servicio, que por el contrario ellos deberían estarlo ahora. Por otra parte, después de algún tiempo de lucha, los médicos lograron estabilizar a Carolina, pero el proceso no fue fácil, ese súbito cambio pudo haber terminado con la vida de la mujer si los servicios médicos no hubiesen llegado a tiempo.

—logramos estabilizarla, no fue nada fácil, por lo que les pido que tengan cuidado y que restrinjan las visitas, solamente una o dos personas podrán tener acceso —indicó el médico con determinación.

Los rostros de todos se iluminaron, era como si se les hubiera quitado un gran peso de encima, por supuesto la única que no estaba nada contenta, era Bianca, pues sabía perfectamente que uno de sus principales obstáculos seguiría allí, latente y adquiriendo cada vez más fuerza.

—no se preocupe doctor, si usted lo considera apropiado, sólo Helena entrará a la habitación —dijo el abuelo con firmeza.

—pero cómo es posible, no pueden privarnos a sus familiares de poder estar junto a ella —espetó Bianca.

—si es por el bien de mi hija, así será, solamente Helena y el doctor ingresarán a verla —consintió la abuela.

—pero tía Victoria, tú también tienes derecho, es tu hija, por Dios —seguía insistiendo la mujer.

—ya basta, Bianca, no puedes seguir inmiscuyéndote en las decisiones de mis abuelos, el doctor ha sido muy claro, es por la salud de mamá —agregó Helena .

—mira quien lo dice, la recién llegada, tú nunca has estado junto a ellos, no has sufrido al verlos destrozados, así que no puedes venir a robarnos el derecho que todos nosotros tenemos —la acusó directamente.

A Helena se le llenaron los ojos de lágrimas, por una parte Bianca tenía razón, pero por otra estaba siendo muy injusta, pues al final de cuentas, ella no había estado separada de su madre y sus abuelos por gusto, sino porque la fatalidad así lo había elegido.

—no es mi culpa, no fui yo quien decidió todo esto, pero ahora estoy aquí, y no pienso dejarlos nunca más, aun cuando eso te moleste —contestó Helena sacando todas las fuerzas desde lo más profundo de su interior.

—Bianca, creo que todos estamos muy alterados, así que te pido que por favor te vayas y vengas cuando estés más tranquila y dispuesta a entender lo grave que es esta situación —dijo el abuelo.

—entiendo, claro, prefieres que Helena esté aquí, ella es tu nieta y yo, sólo soy la hija de tu hermana, no te preocupes, ya me voy —dijo tratando de hacerse la víctima.

Bianca salió echando chispas de la casa, sentía aún más rencor en contra de Helena , pero también contra los abuelos, pues no soportaba verse desplazada por alguien que recientemente había llegado. Pero no pensaba permitir que le arrebataron todo, así que la guerra estaba declarada, la pelea estaba por comenzar. La jornada laboral terminó y Karen salió de la empresa rumbo a su departamento, tenía muy poco tiempo para arreglarse para la cita que tenía con Michael, estaba muy emocionada, pues luego de tantos años, no sabía cómo fluirían las cosas entre ellos. Llegó a su casa y eligió uno de los vestidos más lindos que tenía, quería verse perfecta, hermosa, por alguna extraña razón sentía que ese chico tenía algo muy especial y quería descubrir de qué se trataba. Se miró al espejo y vio que estaba deslumbrante, sonrió satisfecha y unos segundos después el timbre sonó, emocionada se dirigió a la puerta para dejar entrar a Michael.

—pero mira nada más que puntualidad, me gusta, comenzamos bien —dijo ella.

Los ojos del joven se iluminaron al ver frente a él a semejante belleza, la recordaba como una mujer hermosa, pero los años definitivamente le habían dado un especial.

—Estás espectacular, nunca he visto una mujer más hermosa que tú, me siento afortunado de qué vayas a salir conmigo, Karen —exclamó el joven haciendo gala de su caballerosidad.

—muchas gracias, pero espero que no me hables así, con tanta formalidad durante la cena, porque si no será algo muy aburrido —anticipó ella.

Los dos rieron al unísono, el comentario para romper el hielo de Karen había funcionado muy bien, así que él se acercó un poco más, la tomó del brazo y salieron juntos al estacionamiento, le abrió la puerta del copiloto para que ella pudiera ingresar, y después se subió al vehículo. Era inevitable no mirarse, pero cuando se daban cuenta de que la mirada de uno estaba sobre el otro, volteaban hacia las respectivas ventanillas para desviar un poco la atención, y así aligerar la carga que se estaba generando en el ambiente.

—y cuéntame, ¿qué ha sido de ti durante todo este tiempo? —Preguntó ella por fin tratando de iniciar la conversación.

—después de la universidad estuve trabajando por algún tiempo en diversas empresas, hasta que un golpe de suerte hizo que mi vida cambiara, mi abuelo materno falleció y al morir estipuló que todos sus bienes serían para mí, no sabía que tenía a una persona con tantos recursos en la familia, mamá nunca me lo dijo, supongo que porque no quería qué eso cambiara mi verdadera esencia y me despidiera del propósito de mi vida, empecé a incrementar ese capital y ahora te puedo decir que cuento con una empresa próspera y un futuro prominente en el área de la publicidad —relató Michael.

—Oye, eso suena fantástico, quisiera encontrarme un familiar así, pero no, en mi familia todos a duras penas salimos adelante, eso sí, siempre con nuestro propio esfuerzo, mis padres me enseñaron a ganarme la vida desde que era muy joven, pero salí de mi casa en cuanto terminé mi preparatoria y me fui a estudiar la universidad, regreso muy poco para verlos, la verdad es que mi vida está aquí, no me imagino viviendo en aquellas condiciones, y no porque me avergüence, no, al contrario, me siento muy orgullosa de mis orígenes, pero mi vida está aquí, estoy acostumbrada, apoyo a mis papás en todo lo que necesitan, pero no me veo viviendo en el campo otra vez —le explicó ella.

—al parecer esta cena será más interesante de lo que creemos, así que disfrutemos esta noche, —dijo.

Llegaron a un bello restaurante, la mesa estaba reservada, al parecer conocían a Michael a la perfección, puesto que los hicieron pasar de manera inmediata, el camarero les acercó dos finas copas acompañadas de un vino burbujeante y apetitoso, Karen estaba impresionada, pero no por la opulencia del lugar, ni tampoco por la solvencia que Michael pudiese tener, sino por la manera tan espectacular en la que él se comportaba con ella. Helena estaba bastante cansada, así que se retiró a su habitación una vez cerciorarse de qué su madre se encontraba estable, no podía más con toda la presión que sentía, por lo que decidió llamar a Maximilien para contarle todo lo que había acontecido en el día. Él, iba de regreso a casa, había sido una jornada extenuante, pero era momento de descansar, su teléfono sonó y al ver en la pantalla de quién se trataba decidió contestar.

—hola preciosa, me encanta recibir tu llamada, voy de regreso a casa, ¿y tú qué tal estás? —Preguntó el con visible interés.

—ahora estoy mejor, cariño, pero pasamos un susto terrible, mamá se puso mal de repente y fue muy difícil estabilizarla, estoy aterrada, Maximilien, me da miedo que estos episodios sigan presentándose y que un día de estos mamá no logre salir adelante—confesó ella.

—no tengas miedo, pequeña, seguramente hubo algún factor que provocó esta situación, pero tu madre estará bien, verás que sí, y pase lo que pase yo estaré contigo, para protegerte siempre, para consolarte en los momentos difíciles, te amo, Helena —le dijo dulcemente.

Un coche empezó a cerrarle el paso a Maximilien, él se percató y de inmediato cortó la comunicación para que Helena no se diera cuenta de lo que estaba sucediendo, pero al no escuchar más su voz, ella se asustó terriblemente, pues de inmediato pensó que algo malo pudiera haberle pasado.

—amor, ¿estás bien? —Preguntaba ella sin respuesta.

—por Dios, Maximilien, contesta —repetía ella sin parar.

Helena le regresó la llamada, pero él no contestaba, así que la preocupación se extendió, se puso muy nerviosa y empezó a temblar, estaba sudando frío, y sentía una opresión en el pecho como presagio de qué algo muy malo pasaría.

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