


Capítulo 57.
La mañana había comenzado sin ningún contratiempo, Helena se despertó y después de arreglarse bajó al comedor para reunirse con sus abuelos durante el desayuno.
—Luces radiante hija, el embarazo te sienta de maravilla—afirmó la abuela.
—me alegra escucharlo de tus labios, abuelita, y la verdad es que sí, me siento maravillosamente, por primera vez siento que mi vida está dando un giro diferente —contestó con una gran sonrisa que lo iluminaba todo a su alrededor.
—ha sido una bendición encontrarte, hija, tu presencia también le da un giro diferente a nuestras vidas —intervino el abuelo acercándose para abrazarla.
—hay algo que necesito hablar con ustedes, ¿les parece si nos sentamos para contárselo? —Comentó exaltada por la emoción del momento.
Ellos asintieron y tomaron sus respectivos lugares para iniciar aquella charla que les causaba tanta curiosidad.
—anoche fui a ver a mamá a su habitación, le hablé sobre la gran noticia que recibimos, le conté sobre mis tres hijos, y les juro que algunas lágrimas brotaron de sus ojos, no me lo imaginé, ni tampoco fue producto de mi mente esperanzada con un milagro, es una realidad, queridos abuelos, creo que ha llegado el momento de qué mi madre sea atendida por nuevos especialistas —sugirió.
—¿Será posible?, ha pasado tanto tiempo desde que Carolina está sumida en ese terrible letargo, que prácticamente habíamos perdido las esperanzas de qué se recuperara —dijo el abuelo.
—yo nunca perdí las esperanzas, sabía que algún día te encontraríamos, y que tu presencia conseguiría lo que nosotros no pudimos por tantos años —señaló la abuela Victoria.
—no nos adelantemos, me gustaría que traslademos a mamá a la ciudad donde vivo, muy pronto me voy a casar y quiero que ustedes estén presente en este momento tan especial para mi —solicitó ella con vos suplicante.
—nunca hemos salido de esta casa, desde que tu abuela Victoria y yo nos casamos, este ha sido nuestro hogar, pero por ti, haríamos lo que fuera —contestó el.
—ahora que los he encontrado, no quisiera separarme de ustedes, y tampoco de mamá, porque aun cuando ella esté en ese estado, sé perfectamente que me escucha, que sabe lo que está sucediendo, y necesito estar junto a ella, por favor no me nieguen esa posibilidad —le dijo.
Los abuelos se miraron uno a otro, esa mirada lo decía todo, pues aun cuando no habían abandonado nunca su lugar de residencia, sabían perfectamente que era tiempo de hacer un sacrificio por su hija y su nieta.
—no hay nada más que decir, hija, nos vamos contigo, tengo personal muy capacitado para que lleve el manejo de las empresas, algún día tú tendrás que hacerte cargo de todo, eres una mujer muy inteligente y no dudo que aprenderás rápido, yo te lo enseñaré todo para que estés preparada cuando tengas que asumir las riendas de los negocios de la familia —señaló el abuelo.
Helena no esperaba escuchar algo como eso, nunca fue una mujer rica, no obstante, si la vida le estaba presentando ese reto, lo asumiría valientemente.
—cuenten conmigo, en lo que pueda ayudarlos, lo haré con mucho gusto, pero ahora me alegra que vayan a pasar una temporada con nosotros, podrían quedarse en nuestra casa, lo he hablado con Maximilien y está de acuerdo —comentó.
—nada de eso, hoy mismo me encargaré de qué tengamos una casa para nuestra llegada, ustedes necesitan su privacidad, hija, y sé perfectamente que irás a vernos todos los días, y nosotros a ti, estaremos en contacto siempre —agregó el abuelo.
—tu abuelo tiene razón, cariño, creo que eso será lo mejor —añadió su querida abuela Victoria.
—me habría encantado tenerlos con nosotros, pero respeto su decisión, lo importante es que estarán muy cerca de mí, y que nunca más volveremos a separarnos —.
Las cosas estaban caminando bastante bien, era tiempo de disfrutar de algo de felicidad, definitivamente Helena merecía que la vida le brindará esa nueva posibilidad y que alimentara las ilusiones de su corazón. por otra parte, Bianca estaba reunida con su esposo y su madre, comentaban acerca de su preocupación con la repentina llegada de Helena a la vida de los viejos Adams.
—Tenemos que buscar la manera de deshacernos de esa advenediza, o de lo contrario tendremos que atenernos a las consecuencias —advirtió Úrsula.
—eso nunca, he trabajado mucho por ser la heredera de esos viejos como para que ahora venga esa recién llegada a arruinarlo todo —refutó Bianca.
—no puedes asegurar que la heredera de los Adams serás tú, nunca te mostraron el testamento, Bianca, lo más probable es que su heredera, haya sido y sea Helena , después de todo ella es su nieta, la única que tiene todos los derechos de esa fortuna —agregó su esposo.
Bianca se acercó y le dio una bofetada, estaba indignada por lo que acababa de escuchar, no soportaba la idea de qué alguien más pudiera hacerse con la fortuna de los Adams, aun cuando perfectamente sabía que él tenía la razón en lo que le estaba diciendo.
—podrás golpearme todo lo que quieras, pero sabes perfectamente que tengo la razón, deberías resignarte y conformarte con lo que quieran dejarte, claro, si es que te dejan algo —contestó sarcásticamente.
Los ojos de Bianca y Úrsula se encendieron de ira, mirando al pobre hombre que siempre había sido un títere en sus manos.
—cuida mucho tus palabras, cariño, porque desde que llegaste a esta familia dependes completamente de nosotras, y no creo que te convenga que el negocio se nos eche a perder, por mucho que te haya simpatizado esa mujercita, porque no creas que no me di cuenta de cómo la mirabas —le dijo.
—te habías tardado en echarme en cara lo que supuestamente haces por mí, te recuerdo qué gracias a mis contribuciones es que nos hemos mantenido a flote, y no sigas ofendiéndome, porque algún día me puedo cansar —contestó dejando a las dos mujeres petrificadas con su respuesta.
Él se marchó, y Úrsula y Bianca se quedaron solas, no esperaban una respuesta como esa, así que tendrían que solucionarlo cuanto antes.
—Creo que te estás excediendo con tu marido, Bianca, hasta el más débil termina reaccionando cuando se ve amenazado, o cuando lo atacan en todo momento.—Advirtió su madre bastante preocupada al ver la situación.
—tienes razón, madre, veré de qué manera compensarlo por el maltrato —acertó a decir por fin la soberbia mujer.
Los objetivos de ambas mujeres eran claros, querían quedarse con la fortuna de los Adams, y Helena suponía un estorbo en su camino, por lo qué echarían a andar algún plan de ataque que les permitiera salirse con la suya. Por otra parte, Karen extrañaba mucho a Helena , tenía varios días sin saber de ella, así que tomó la decisión de llamarla para ver cómo se encontraba.
—Karen, qué alegría escucharte, amiga, tengo tantas cosas que contarte —dijo Helena con una gran sonrisa.
—estoy muy molesta contigo, tengo que ser yo quien te llame, porque tú estás tan contenta en tu segunda luna de miel que ni siquiera te acuerdas de tu pobre amiga —respondió Karen bromeando como siempre.
Helena soltó una carcajada, las bromas de Karen siempre surtían el efecto deseado en ella.
—no sabía que fueras tan sentida, sabes perfectamente que te quiero muchísimo, y si no me he comunicado contigo es porque han ocurrido muchas cosas en este viaje, Karen, encontré a mi nueva familia, mis abuelos y mi madre, y aun cuando ella está en estado de coma, sé perfectamente que se recuperará, el corazón me lo dice —relató la joven.
Karen lanzó un grito de alegría, estaba emocionada porque por primera vez, escuchaba a Helena feliz, con una plenitud que antes nunca pudo alcanzar.
—estoy muy feliz por ti, amiga, muero por conocer a tus abuelos y a tu mamá, y no sabes cuánto me alegra que esa bruja de Clarisa no fuera tu madre —dijo con total desparpajo.
—basta, Karen, no debes hablar así, Clarisa ya no está y créeme que yo no quiero guardar rencor en mi corazón, al final se arrepintió y eso es lo único que importa —expresó.
—que fácil, tanto daño durante toda tu vida, y al final simplemente pides perdón, no amiga, si yo estuviese en tu lugar, jamás la hubiera perdonado —exclamó Karen con exaltación.
—no gano nada con guardar rencor en mi alma, Dios ha sido muy bueno conmigo y poner en mi camino a personas maravillosas, es lo mínimo que yo puedo hacer, es dejar el pasado atrás y comenzar de nuevo, y además, tengo otra noticia para ti, vas a ser tía de tres hermosos bebés —le informo con gran alegría.
La dicha se escuchaba en la voz de Karen, quien no paraba de felicitarla y alegrarse por ella, estaba encantada con tener tres sobrinos a los que seguramente adoraría con el alma.
—amiga, no sabes lo feliz que me siento por ti, es una dicha tan grande que vayas a tener tres hijos, te prometo que te ayudaré a cuidarlos y seré una tía muy consentidora con ellos —le dijo.
—de eso no me queda la menor duda, sólo espero que no los consientas demasiado—contestó ella.
—eso no puedo prometértelo, sabes perfectamente que siempre esperé el día en que me dieras la dicha de ser tía —exclamó.
Las amigas se quedaron charlando por largo tiempo, se extrañaban mucho, pero ya pronto estarían juntas nuevamente para ponerse al día de todos los acontecimientos.
En tanto Ema, decidió llamar a Maximilien para reprenderlo por no haberle informado acerca del embarazo múltiple, no soportaba haberse tenido que enterar por labios de Gregory.
—cómo estás, mamá, si me llamas es porque seguramente mi padre ya te dio la noticia —dijo.
—Creo que no he sido tan mala madre como para no merecerme que me lo informaras tú personalmente —lo reprendió ella.
—Chantajes no, madre, te conozco perfectamente y sé que sólo intentas manipularme, estoy muy feliz y no quiero que por ningún motivo me eches a perder la dicha que siento por primera vez en mucho tiempo —contestó el con total determinación.
—vez, siempre me subestimas, nunca aprecias lo que hago por ti, te llamaba para decirte que a su regreso, comenzaré con los preparativos de su boda, comprenderás qué con el embarazo de tu mujer, lo más lógico es que se casen cuanto antes —Señaló.
—te agradezco mucho que quieras organizarlo todo, pero debo preguntarle primero a ella qué opina al respecto, te recuerdo que no has sido muy buena con Helena , no quiero hacerte sentir mal, pero comprenderás que estoy en el deber de decírselo primero —agregó.
Ema frunció el ceño, respiro profundamente, y aun cuando pensaba iniciar una discusión, prefirió quedarse callada al recordar las palabras de Gregory al respecto.
—muy bien, Maximilien, las cosas se harán como ustedes quieran, sólo que no debes tardarte mucho, no quiero habladurías en torno a mi familia —advirtió y después cortó la comunicación.
Maximilien no entendía el profundo cambio de su madre, sólo esperaba que no se le estuviese ocurriendo alguna nueva jugada para separarlo de Helena , sabía perfectamente que Ema era capaz de todo, y que sus alcances podrían llegar a ser perversos, por lo que tomó la determinación de estar más alerta que nunca.