Capítulo cincuenta y dos

Gabriela

Me sentía débil a medida que pasaban las horas. Esperaba que cuando llegara la mañana pudiera captar la atención de alguien, pero por más que gritara y vociferara hasta quedarme sin voz, nadie venía a rescatarme. Después de que se me pasara la náusea inicial, comencé a sentir los punzada...