Capítulo sesenta y tres

DRAVEN

—Entonces, lo que me estás diciendo —dice Emily mientras juega con un trozo de tocino en su plato— es que él hundió sus colmillos en tu cuello y te gustó. Luego te despertaste y tu cara estaba curada, junto con todos tus moretones y tu lóbulo desgarrado.

Sonrío lo más ampliamente posibl...