Capítulo cincuenta

DRAVEN

—¿Ojo morado? —se encoge de hombros—. No hay ojo morado. Debe haber sido un truco de la luz. O tal vez un poco de suciedad de afuera.

Emily lo fulmina con la mirada.

—Sé cómo se ve un ojo morado, muchas gracias.

Quinn le dedica su sonrisa más seductora de "soy un hombre lobo".

—No sé...