CAPÍTULO 102

LAS MÁSCARAS CAEN. MALDICIONES DE CRUZ

Al día siguiente se fue. No hubo una gran despedida, ni un momento emotivo. Simplemente le devolvieron todas sus cosas, su celular, su ropa, su billetera y su bolso, y abrieron las puertas con barrotes que llevaban a la mansión. Samantha miró hacia atrás esper...