Capítulo 44

Mierda. Cerrando los ojos, Nate pasó su mano sobre su estómago tenso.

—Y también conozco a Olivia mejor que nadie —la mirada decidida de Nakos clavó a Nate en el sofá cuando volvió a enfocarse en el capataz—. Es un dolor de cabeza, terca como una mula y tiene un corazón más grande que una iglesia l...