Capítulo 196

Dejé mis zapatos en la entrada del interior del templo y los cambié por unas sandalias de junco que ofrecían a los invitados. Luego, seguí al monje hacia las profundidades de los recovecos internos del templo de la luna.

Tenían pequeños jardines, aún desnudos debido a la altitud. La primavera ni si...