48. Gabriel

Intenté gritar, pero mis cuerdas vocales parecían haberme abandonado. De hecho, todo mi cuerpo parecía rendirse lentamente, con cada momento que pasaba sucumbiendo más y más a la oscuridad.

No, no, no...

—Por favor... Por favor... No me hagas daño... —supliqué débilmente, ya que era lo único que p...