47. Salida nocturna, parte 2.

—Entonces... nunca me dijiste por qué estás aquí sola esta noche —esa dulce sonrisa seguía grabada en sus atractivas facciones mientras me miraba expectante.

Me encogí de hombros, bajando la mirada hacia la barra de madera.

—Supongo que solo quería un descanso de mis problemas en casa.

—¿Problemas...