Capítulo 58

Tres días después por la tarde, Enzo y Gianna estaban sentados en la sala de espera, entre tanto él movía la pierna incansablemente y ella mordía su uña.

Sin embargo, ambos tenían una de sus manos entrelazadas, esperando el momento en que fueran llamados.

—Debes tranquilizarte un poco… ya te sudan ...