Capítulo 39

Los ojos de Gianna se elevaron a él cuando por un momento se quedó en silencio, y aunque sabía que había sido más que un atrevimiento besar el dorso de su mano, ella no supo de qué otra forma poder consolar su dolor.

Y fue una necesidad hacerlo.

—Enzo… ahora tienes a tus hijos… ellos te necesitan…...