Capítulo 24

Cuando todo terminó, le quitó la venda de los ojos y liberó sus ataduras para poder sentarla de rodillas sobre la mesa. Para asombro de Alan, ella rodeó su cuello con los brazos y enterró su rostro contra su hombro, negándose a soltarlo. Una calidez se extendió por sus extremidades donde su cuerpo t...