Déjame en paz, Willow

Corrí hacia el vestíbulo, vislumbrando a Nicholas subiendo las escaleras. —¡Nicholas! —grité.

Era como si ni siquiera me hubiera oído. Tanto alivio como había sentido unos momentos antes al verlo, ahora solo sentía desesperación al verlo desaparecer de nuevo. Ni siquiera me reconoció.

¿Qué le pasa...