

La Esposa Trofeo Del Cruel Rey
Yosebeth Kaori Oporto · Completado · 128.3k Palabras
Introducción
La unificación de las naciones que comenzó dicho Reino, afectó la vida de la Reina Yurina, que de ser la luna de su nación, se volvió una esposa más del Rey enemigo.
Ahora ella hará todo por recuperar a su hija, libertad y paz…y para eso, utilizará todos los métodos a su alcance.
Sin embargo, hay más de un secreto que ese "cruel" Rey esconde y mientras ella se vuelve cercana a él… sentimientos románticos afloran…
¿Es tan cruel cómo creyó?
¿Podrá Yurina completar sus objetivos?
Capítulo 1
CAPÍTULO 01
Fue en una noche de verano cuando le conocí…
Todo estaba perdido, el Reino de Romian había caído ante la conquista del país vecino, Maita, después de un largo y caótico año en guerra.
Jamás olvidaré ese momento…
Sus afilados ojos dorados viéndome como si fuera una molestía, algo de lo que tenía que deshacerse en ese instante.
Una mirada penetrante que causó que mi cuerpo temblara a pesar de mi fingida serenidad para mantener mi dignidad hasta mi último momento de vida.
Él quien era conocido como un Rey guerrero y bastante cruel con sus enemigos, definitivamente no tendría piedad de mí.
Yo estaba completamente a su merced…
¿Sobreviviré?, Aún más importante, si muero, ¿qué pasará con mi amada hija?
En ese entonces, no tenía idea de lo que el destino me deparaba.
— Yurina Beforth.
••••••••••
¡PAM!
Las puertas del salón de seguridad de los Reyes Romianos se abrieron de golpe.
—Todo terminó majestades, la seguridad en el castillo principal ha caído —informó uno de los guardianes principales del Rey, Ángel Lerylan, esposo de la Reina, Yurina.
Ángel frunció el ceño, sentía un escalofrío recorrer todo su cuerpo.
Sus ojos cafés se posaron hacia la entrada, los gritos de agonía que se escuchaban en las afueras pertenecían a los guardianes en el exterior de dicho salón.
Ángel Lerylan tragó en seco.
¡Más de un año luchó contra ese Rey conquistador!
Sin embargo, su poder militar y estratégico no fue suficiente.
¡Romian había caído!
En un momento, el silencio absoluto se apoderó del salón, finalmente los gritos de los guardianes habían cesado, lo que significaba… que ya no quedaba ninguno con vida.
El guardián mensajero del Rey comenzó a temer por su vida.
En el trono, el Rey Ángel Lerylan estaba preparado para lo inevitable; sentada a su lado, su esposa que lucía como una radiante joya de rubí, vestida de rojo.
Ambos usando sus coronas respectivas y los emblemas de su nación, estaban preparados para… morir.
Yurina posó sus ojos verdes en su marido, seguidamente desvío su mirada hacia la entrada cuando se comenzaron a escuchar los pasos de pesadas botas acercándose.
Parecían ser bastantes; eso pensó Yurina y efectivamente lo eran.
En cuestión de minutos el salón se encontró invadido por caballeros luciendo las armaduras del Reino de Maita.
—¡Romian ha caído! ¡La monarquía del Linaje Lerylan con el! —Anunció a grandes voces el primer caballero del Rey Maitano que ingresó.
La expresión de molestía era clara en Ángel, que sin querer morir se puso de pie y sacó su espada cuando vió al Rey Maitano acercarse con una aura imponente y sus vestimentas manchadas del rojo carmesí perteneciente a los Romianos.
—¡Rey Landel Lamparth!, ¡Para obtener Romian debes pasar por encima de mi cadáver!, Te reto a un duelo aquí mismo en este preciso momento —decía Ángel, viendo con furia a ese joven Rey de cabello oscuro.
Los caballeros que acompañaban al Rey Landel de inmediato quisieron intervenir y apresar al Rey de Romian, Ángel.
Sin embargo, Landel no lo permitió.
—Alto — frenó a sus caballeros—. Acepto el reto, Rey Lerylan —añadió Landel Lamparth.
…..
Yurina la Reina Romiana, veía toda la escena desde su trono.
Sus ojos verdes no se apartaron de esos dos Reyes mientras luchaban entre si.
Su expresión falsa de paz le estaba siendo difícil de mantener al ver a Ángel herido cada vez más y… Más.
Era notorio que Landel tenía bien ganada su fama de "Rey guerrero" al ver sus rápidos y efectivos movimientos y como dejó en ridículo a Ángel, cuando su espada fue a dar unos cuantos metros a distancia de él.
Ángel quedó de rodillas frente a ese joven Rey Maitano.
—¡No me hagas daño! —suplicó ese Rey al ver la espada de ese Maitano apuntarle directamente—, Haré lo que sea, te daré lo que quieras, solo…no me-
—¿Me darás lo que quiera? —preguntó Landel seriamente, interrumpiendo a ese Rey Romiano—, mira bien, Angel Lerylan, tú ya no tienes nada que ofrecer, todo ahora, es de Maita.
—¡Maldito! —exclamó Ángel buscando ponerse de pie para atacarlo, mientras a su vez sacaba una daga oculta entre sus ropas.
Landel que había tenido la guardia en alto todo ese tiempo ante su enemigo, reaccionó con rapidez y eficacia.
El elegante piso con patrones dorados comenzó a mancharse del espeso rojo proveniente del cuerpo sin vida del Rey Romiano.
En ese instante y por primera vez, Landel posó sus ojos dorados en esa Reina.
"Ella también tiene que morir"
Pensó él acercándose rápidamente.
Sin embargo, hubo algo que llamó la atención en ese Rey Maitano; esa mujer de hermosos ojos verdes esmeraldas y cabello corto oscuro, ni siquiera se inmutó ante la muerte del Rey Romiano que también era su marido.
Ella seguía con su calmada expresión, viéndolo seriamente y sin derramar una sola lágrima.
La punta de la espada de Landel se dirigió al cuello de la Reina Yurina.
—¡No lo hagas! —exclamó en ese instante, un elegante hombre que ingresaba rápidamente, cuya armadura también pertenecía al Reino de Maita.
Landel volvió a ver en dirección de ese hombre de cabello oscuro y largo atado con una fina cinta.
—No puedo dejar sobrevivientes del Linaje Real Romiano —aclaró Landel con seriedad, viendo a ese hombre, quien era un marqués Maitano, Sebastián Forsten, su tío materno y fiel consejero.
—Landel, ella es lo que estábamos buscando. No le hagas daño —continúo hablando el marqués Forsten—, traigan a la niña —pidió viendo hacia la entrada y en ese momento, varios caballeros ingresaron sosteniendo de los brazos a una pequeña niña de seis años.
La Reina Romiana, que hasta ese momento había estado actuando indiferente, se alteró moviéndose un poco, justo en ese instante se causó un pequeño corte con la espada de Landel, quien la desvío a tiempo sorprendido por la reacción de esa mujer.
—¡NOOOO! ¡Mi hija no por favor! ¡Se los ruego! —decía ella a grandes voces, mientras corría hacia la pequeña niña, hasta que Landel la detuvo del brazo.
—¿Esa es la princesa, tío? —preguntó el Rey al marqués, que además de su tío y consejero era su "mano derecha".
—Lo es.
—Te dije que todo el Linaje Real debía perecer —le regañó Landel.
—Lo hizo, solo quedan ellas dos. No hay manera más efectiva que dominar a esa mujer que usando a su hija.
—¡Déjame ir, maldito! —gritó Yurina mientras intentaba soltarse del agarre de la fuerte mano de ese Rey Maitano—, ¡Quiero ir con mi hija! ¡No la lastimen!
—¡Mamá! —exclamó la niña a distancia con su carita bañada en lágrimas.
Landel al ver que realmente a esa fría Reina todo lo que parecía importarle era la niña, sonrió.
—La niña viene con nosotros —informó el Rey Maitano—, si tanto quieres estar a su lado, tendrás que aceptar ser mi tercera esposa, es la única manera en la que podrás vivir cerca de tu hija —decía Landel posando sus ojos dorados en los verdes de esa Reina Romiana.
Yurina frunció el ceño y maldijo a Landel, viéndolo con odio.
—¡No seas malagradecida!, Acepta —exigió el marqués Forsten—. Mi Rey les está perdonando l
a vida.
Yurina inclinó su cabeza, su cuerpo tembloroso ante la gran impotencia que sentía en ese momento causó que las lágrimas se asomaran por las comisuras de sus ojos verdes.
—Acepto… —susurró ella— seré lo que su majestad, el Rey de Maita, quiera.
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«¿Estás seguro de que no quieres que te toque?» Susurra, desatando el nudo y metiendo una mano dentro. «Porque juro por Dios que eso es todo lo que quería hacer. Todos los días, desde el momento en que entraste en nuestro bar, percibí tu sabor perfecto desde el otro lado de la habitación».
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