¿Me dejarás ser el dueño de tu cuerpo?

—¿No es lo mismo que tú piensas hacer? ¿Acaso tú no vas a reclamar lo que compraste? —pregunta Pamela a Benedict en un tono amargo mientras se señala a sí misma.

—Por supuesto que sí lo reclamaré —responde él, seco—. Con la diferencia que yo seré tu esposo, conmigo tendrás todo lo que nunca soñast...