No hay descanso para los cansados

Al final de la noche, Visenya yacía en el suelo frío y duro de su habitación, completamente exhausta por la implacable privación de sueño que había soportado durante las últimas semanas. Sus párpados pesaban y cada músculo de su cuerpo cansado palpitaba por las arduas tareas del día. Tenía que sopor...