Fijar precio

Alisha miró los vidrios esparcidos y las lágrimas llenaron sus ojos mientras caminaba sobre ellos. Cuando un trozo de vidrio le perforó el pie, soltó un grito:

—¡Ah! ¡Ah!

Alice observó cómo la sangre brotaba de los pies heridos de Alisha. La madre de Alisha, abrumada por la culpa de no ayudarla, o...