Fuerza

—Ahora, ¿qué está pasando en esa cabecita tuya, Ángel? —preguntó Alice con una sonrisa, su ánimo mejorando.

Tenía que admitirlo; ella tenía un don tanto para amargarle el día como para alegrárselo en un abrir y cerrar de ojos.

Era como lanzar una moneda, ofreciéndole una probada de lo amargo y lo ...