CAPITULO 56

ALESSIO

—¡Deja de tratarme como un mocoso! —eleve la voz y me solté de su agarré, en cuanto estuvimos a fuera.

—¡Entonces amárrate ese jodido cinturón y a este cargo de tus pendejadas! —demando con toda dureza.

—Eso haré — indiqué molesto. —No necesito tu ayuda.

—¡Bien, pues eso espero! —gritó m...