CAPITULO 44

ALESSIO

—¡Joder! — grité tan alto cómo pude, me encontraba afuera en la terraza de mi habitación.

—¿Hermano? —ni quisiera había escuchado los pasos de mi hermana al entrar a la habitación. —¿Podemos hablar?

Suspiré hondo y luego de unos segundos me giré para verla. Asentí, ella se acercó y apretó...