Capítulo treinta y ocho

—Despierta, cariño... —susurró Goliat, colocando pequeños besos suaves por todo el rostro de Trixie.

—No... Mhm... No... —protestó Trixie mientras frotaba su cara contra el brazo de él, que estaba usando como almohada.

—Vamos, cariño —se rió Goliat—. Tenemos cosas de las que hablar, mi amor.

—Est...