Dos y dos juntos

Ainslee

Recostada en la suave hierba, miro hacia el cielo, observando cómo las estrellas comienzan a brillar mientras el sol se oculta tras la línea de árboles. Tengo una mano sobre mi estómago lleno y la otra bajo mi cabeza.

—¿Te duele la barriga? —pregunta Nelson, sentado a mi lado.

Ni siquie...