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—¿Deberíamos despertarlos? —preguntó Sally a Jen.

—Sí, pero primero deberíamos dibujar en sus caras. Podríamos poner huellas de patas en la cara de Jacque y marcas de garras en la de Fane —dijo Jen riendo—. ¿Entiendes? Patas, ya sabes, porque él es un lobo.

Sally la miraba como si le hubiera creci...