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Que pensara de esa manera le dolía un poco, sentía esa presión en su pecho y el corazón le latía con fuerza, amenazando con salirse de su pecho.

—Yo que tú dejaría de pensar así —le aconsejó y besó su frente.

—Buenas noches, Tina.

—Descansa, precioso. Te quiero mucho.

—Y yo más —le regaló una sonris...