CAPÍTULO 58 EL NACIMIENTO DEL AMOR VERDADERO

Alondra Travis

La brisa marina acariciaba mi piel mientras las olas murmuraban en la distancia. Sentada en la arena, dejé que el viento fresco despeinara mi cabello, disfrutando de aquella quietud momentánea. Mi cuerpo llevaba las marcas evidentes del embarazo: los pies hinchados, el vientre promin...