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—Perdiste todos tus derechos cuando te vendiste a mí. ¡Ahora dime con quién demonios estabas hablando esta mañana! —gruñó Nathan.

Nunca se había sentido tan humillada.

Se abrazó a sí misma para controlar su temblor; con cada palabra que salía de su boca, su corazón se rompía más y más.

—Era mi pr...