Capítulo 12.

Él comenzó a correr conmigo en brazos mucho antes de que quitara mis dientes de su cuello. La adrenalina bombeaba fuertemente por mis venas.

El tranquilo bosque ahora era iluminado por las llamas del aparatoso "accidente".

Él esquivaba raices y ramas bajas a nuestro paso endemoniado por el lugar.

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