Capítulo 34.

Duncan.

Dejé a Lilian en su casa con una última mirada de anhelo antes de arrancar de nuevo el auto y regresar a la manada de los pumas.

Era curioso que ya ni siquiera pestañeara al pensar en volver con la abuela y ver a un montón de gatos enormes deambulando cerca de mi madre.

Ella se lo había t...