Capítulo 22.

-Buenos días. - Dijo mi hermano abriendo la puerta ruidosamente. Yo gemí molesta, pero los machos de la habitación solo se rieron. - Vamos, hermanita. Alguien tiene que ir y vigilar que los lobos cumplan su palabra en el salón.

-Ve tú . - Dije acurrucándome más en mi almohada. Sin embargo, mi alm...