78. El dulce príncipe

—Aidan —comenzó débilmente, tambaleándose al ponerse de pie.

—¿Es por eso? —preguntó él, girando su rostro y cubriéndolo con una mano, como si no pudiera creer el horror de lo que había escuchado—. ¿Es por eso que ya no eres feliz? ¿Que prefieres no comer?

—Aidan —sollozó ella, sin saber qué más d...