32. Cabeza hueca azul

—¡Puedo explicarlo! —chilló Lady Bethanie, su rostro vibrante perdiendo todo su color.

—No quiero... —Reya se detuvo, colocando el dorso de su mano enguantada en su frente.

Una inexplicable y molesta combinación de mareo y náuseas la agarró por el cuello.

—No quise... por favor, no se lo digas a ...