14. Que comiencen los juegos

Aneira —Reya alcanzó las partes más remotas de su mente para poner un freno a su bestia inquieta.

Su reacción al aroma del Príncipe en su presencia fue, sin duda, la cosa más mortificante que había experimentado en toda su vida, aparte de vomitar sobre él.

Sus garras se enterraron en las sábana...