42

Mariano aún me miraba, no sé si era porque quería decirme algo, o simplemente ya estaba muerto. Empecé a tratar de liberarme, pero la silla terminó volcada a un lado. Miré a Mariano, pero su mirada estaba fija. Él... ya había muerto, y yo tendría un final aún peor.

Las horas pasaron y nadie entraba...