No pueden detenerse

Al día siguiente Susan se encontraba prendiendo los botones de la camisa blanca con Helen observando a mamá.

— Buenos días, hija — Gabriela entra en la habitación — Te ves muy hermosa, cariño.

— Gracias mamá, hoy tengo una reunión como la Señora Durim — Susan sonríe al decir aquello.

— Mi pequeña...