Cariño

La luz del amanecer se colaba tímida entre las cortinas de lino blanco, pintando la habitación con tonos dorados y cálidos. Helen, aun con el cabello revuelto por el sueño, se desperezaba lentamente cuando escuchó un suave bostezó de uno de los mellizos.

Maximiliano fue el primero en abrir los ojos...