Parte treinta y siete

Rafaella se sentó en la mesa del comedor y miró todo lo que estaba esparcido a su alrededor. Era una locura tratar de organizar una boda en un mes. La organizadora de bodas, Sylvia Brooks, era una bendición y Rafaella no tenía idea de cómo habría hecho todo esto sin ella.

—Tu anillo es realmente in...