90

Bridget

Oh. Dios. Mío. Era tan grande. Sentía como si tocara cada rincón dentro de mí. Lo agarré con mis brazos, mis piernas, mi coño, sin querer que cambiara de opinión.

Sí, esto estaba mal o al menos era peligroso, pero no tenía poder contra mi deseo de estar con él. Nunca había conocido a un ho...